El movimiento moderno
El movimiento moderno fue una corriente arquitectónica y urbanística que se desarrolló en el siglo XX, especialmente entre las dos guerras mundiales.
Se caracterizó por la búsqueda de la funcionalidad, la racionalidad, el uso de nuevos materiales y técnicas, y la expresión de los valores sociales y culturales de la época. El movimiento moderno rechazó los estilos históricos y ornamentales, y propuso una arquitectura basada en la forma, el espacio, la luz y el color.
El movimiento moderno influyó en el diseño de edificios públicos, viviendas, oficinas, escuelas, hospitales, iglesias, museos y ciudades.
El movimiento moderno también tuvo un impacto social y político, al promover ideas de democracia, progreso, higiene, igualdad y libertad.
Sin embargo, el movimiento moderno también fue criticado por su uniformidad, su falta de sensibilidad al contexto, su deshumanización y su alienación.
El movimiento moderno entró en crisis a partir de los años 60, cuando surgieron nuevas tendencias arquitectónicas que cuestionaron sus principios y propusieron alternativas más diversas, flexibles y participativas.
El Funcionalismo
La Bauhaus y Le Corbusier
El funcionalismo fue una corriente arquitectónica que se basó en la idea de que la forma de un edificio debía seguir a su función, es decir, que el diseño debía adaptarse a las necesidades prácticas y sociales de los usuarios.
La Bauhaus fue una escuela de arte y diseño fundada en Alemania en 1919, que tuvo una gran influencia en el desarrollo del funcionalismo.
Le Corbusier fue uno de los arquitectos más destacados del funcionalismo y del movimiento moderno en general.
El Organicismo
Wright
El organicismo fue una corriente arquitectónica que se opuso al funcionalismo y buscó integrar la naturaleza, la forma y la función en las edificaciones. Wright se inspiró en las formas orgánicas y geométricas, y creó espacios dinámicos y armoniosos que se adaptaban al entorno y a las necesidades humanas. Wright también fue un innovador en el uso de materiales y técnicas constructivas, y desarrolló conceptos como la planta libre, el voladizo o la pradera. Wright influyó en generaciones de arquitectos que siguieron sus principios de organicidad y expresión.
El estilo internacional en arquitectura
El estilo internacional en arquitectura fue una corriente que surgió a principios del siglo XX y se caracterizó por el uso de formas simples, geométricas y abstractas, la ausencia de ornamentación, la predominancia del color blanco y el empleo de materiales industriales como el acero, el vidrio y el hormigón.
El estilo internacional se basó en los principios del racionalismo y el funcionalismo, que buscaban crear edificios eficientes, universales y adaptados a las nuevas condiciones sociales y tecnológicas.
La arquitectura posmoderna, tecnología y deconstrucción
- La arquitectura posmoderna surgió en la segunda mitad del siglo XX como una reacción crítica al estilo internacional, que consideraba frío, impersonal y aburrido.
- La arquitectura posmoderna recuperó el valor de la historia, la cultura y el lugar, y utilizó elementos decorativos, simbólicos y heterogéneos, que rompían con la unidad y la coherencia del modernismo.
- La arquitectura posmoderna también se inspiró en las nuevas tecnologías, que permitieron crear formas innovadoras, complejas y dinámicas, que desafiaban las leyes de la física y la lógica.
La deconstrucción fue una de las tendencias más radicales de la arquitectura posmoderna, que consistió en desmontar y fragmentar las estructuras arquitectónicas, generando efectos de caos, contradicción y ambigüedad.